¿Que pasa cuando vamos a ver un espectáculo?

Que sea un espectáculo de música, de teatro, una performance teatral, vamos a disfrutar de lo que llamamos ficción, algo que no es realidad. Sobre lo que significa esta particular condición se ha escrito mucho. Hoy vamos a dar nosotros nuestra pequeña contribución al asunto para encontrar, a través de las palabras de los catedráticos, críticos literarios y teatrales, algo que nos ayude a encontrarnos otra vez con esta prestigiosa forma de arte. Un prestigio que le otorga la historia del hombre y de como éste ha buscado siempre esta dualidad (arte/realidad) en su existencia.

Entramos en el teatro, con el corazón dispuesto a ver lo que el autor escribió, como los actores van a rendir esta idea según la idea de una figura del director, que es muy reciente pero cuya función es muy importante en el acto creativo. Como dice Erika Fischer-Lichter en su Estética de lo performativo (pero no solo ella), el conjunto de sensaciones al interno del teatro antes de una obra empieza cuando entramos en la sala del teatro. Siempre ha sido así y siempre se ha pensado en eso cuando se piensa una obra por un determinado teatro. Porqué? Básicamente porque una obra necesita de un sitio para que actúen los actores. Una obra necesita de un sitio para que los actores sean vistos por el publico, y se tengan que mover. Entonces, ya que el sitio es importante, esta importancia hace que toda la acción empiece ya desde la entrada del publico en la sala.

¿Esto significa que, ya desde el ingreso en teatro, entramos dentro de la ficción teatral? Depende.

Si las mentes que han pensado el espectáculo, han previsto por el público unos efectos, unas sensaciones que sentir al momento de entrar, entonces sì. En caso contrario, se trata de un inframundo, de una situación particular que precede el espectáculo, que prepara el público, que no es ficción sino el antepuerta de este universo que no es eterno y que empieza y acaba con el espectáculo.

Hubo, en la historia de las representaciones, directores que aprovecharon este momento para preparar, a través de perfumes y elementos táctiles, el público de manera conforme a lo que estaban para ver. (Max Herrmann, Max Reinhardt, Joseph Beuys, por ejemplo. Os invito a buscarlos).

El público es importante para el mismo público.

No se trata de una novedad. El teatro ha sido siempre un momento colectivo, con mas o menos gente, mas o menos ceremonial, pero colectivo. Un teatro para una sola persona no es teatro, es otra cosa y pierde mucho de lo que es su verdadera naturaleza. Cuando vamos a teatro estamos nosotros mismos en un contesto de observador observado. Miramos en varias direcciones: tenemos la atención (ojos y oídos) hacia el escenario, pero a la vez estamos rodeados de gente que vive y reacciona a su manera a lo que se ve. Esto también es teatro. Se puede decir que es toda una secuencia de reacciones. Nosotros reaccionamos a lo que vemos y a lo que está a nuestro alrededor. Lo que nos rodea también. Es un feedback colectivo y continuo. Y es maravilloso. Hasta el espectador mas “cascarrabias” es parte integrante del espectáculo y a su manera fascinante, visto en el contesto de un espectáculo. (Además de importante para el público, este feedback, esta reacción es muy importante para los actores).

Visto “en el contexto de un espectáculo”

Esta frase es la clave de toda esta reflexión. Cuando decimos en el contexto de un espectáculo estamos considerando este como un mundo a parte. Lo que pasa en el arte se queda en el arte, lo que pasa si nosotros estamos en un contesto artístico (sensaciones, miradas, escenas, etc. etc.) se queda en el contexto de la ficción.

Eso es lo que pasa cuando vamos a ver un espectáculo: nos encontramos en un estado de espect-actor que si quiere disfruta solo de lo que ve o de todo, en función de lo que se espera. Lo mejor de todo? Que no hay una manera sola de disfrutar ni una correcta, son todas buenas. Lo que puede pasar es que nos aficionemos tanto a esta manera de ver el teatro que empecemos a buscar las representaciones no solo para disfrutar del objeto sino del paquete completo que (y esta es la mejor parte) nos incluye a nosotros.

¿Y como elegir los espectáculos? ¿que pasa si no acertamos en el gusto?

Como no hay una sola forma de ver una obra, hay muchos estilos y cada obra tiene su “especificidad” que hay que buscar en nosotros mismos. Cada obra puede parecer rara, asombrosa, puede asustar o ser divertida, puede ser enigmática al principio y de repente podemos encontrar una explicación. Todas las sensaciones que sentiremos serán nuestras y estarán bien. Hay que experimentar y ver cuanto mas teatro posible para abrirnos a mundos que desconocemos creando de esta forma una costumbre, que nos hará mas familiar esta forma de arte tan ligada al hombre. Un pequeño grano de arena que nos hará comprender mas íntimamente el teatro y encontrarnos como hacen dos viejos amigos, que no se ven desde mucho tiempo porqué distraídos de las cosas de la vida.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *